Foto: Beni Lorenzo |
Pero fue tal el reconocimiento que alcanzó Miguel Martínez con su chiringuito, que el mismísimo rey Alfonso XII acudió hasta el lugar para conocer el plato del que se hablaba en toda la provincia. Según la tradición, el propietario del puesto invitó al monarca a que degustase el espeto con sus propias manos, nada más percatarse de que estaba a punto de hacerlo con cuchillo y tenedor.
También son muchos los que sostienen que la iniciativa comercial de 'Migué el de las sardinas' daría inicio al negocio de los chiringuitos, tal y como hoy lo conocemos.
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